martes, 21 de julio de 2015

Pasos para comprar un libro


Acabas de terminar el último libro pendiente que tenías en tu librero (mentira, eso nunca pasará, pero supongamos que sí), y lo primero que experimentas es un vacío en el pecho y una pesadez en el estómago, pasa un día sin que leas nada y comienzan los escalofríos. Revisas tus ahorros y descubres que no existe tal cosa: estás quebrado/a, y ahora sí empiezan los temblores. El síndrome de abstinencia ya se deja sentir. Sólo hasta entonces (cuando ya tienes fiebre y alucinaciones) es cuando tu madre/padre/abuela/tía (la vecina que está harta de tus quejidos) se apiada de ti y te da dinero para que vayas a la librería más cercana.

Los síntomas comienzan a desaparecer en cuanto pones un pie en ese emporio de mundos e historias, montones y montones de libros mirándote emocionados desde sus estanterías y mesas de exhibición, respiras profundo (porque ya puedes respirar normalmente) y le das el golpe a ese aroma de libro virgen. Ahora se te presenta otro dilema, quieres leer algo nuevo, algo diferente, pero sólo hay dinero para un libro (sí, sólo uno entre miles… lo sé, la vida no es justa): ¿cómo decidir entre tantos?

Muy sencillo, únicamente habrás de seguir los siguientes pasos:


1.      Escaneo

Deja que tu vista se extasíe, que se envicie y se desparrame entre las filas y torres y filas y filas de torres de libros; hasta que te duelan los ojos y el cuello te duela. Mira las mesas de novedades (que no por nada las ponen hasta el frente y las llenan de lo más de lo más), dale una, dos, seis, veinte vueltas y tómate todo el tiempo que puedas para revisar cada uno de los libros (aunque sabemos que nunca será suficiente). Tus ojos te jugarán alta traición y se moverán a la mesa de a lado, brincarán sobre el librero de más allá, jugarán entre las señalizaciones y revolotearán de estante en estante sin quedarse quietos.

2.      Portadas

Ya escaneaste el entorno, ya oliste, ya sentiste, ya viste, ahora sigue observar porque te apuesto dos castillos y un hotdog a que tus ojos ya tienen sus portadas preferidas.

     Evidentemente las más llamativas y coloridas (tipo Rick Riordan, George R. R. Martin, James Dashner, Neil Gaiman, etc. Ya sabes esas ilustraciones estilo cómic con muchos tonos brillantes); son las que te gustarán primero. Bien dicen que de la vista nace el amor. Para esto ya tienes entre los brazos más de 15 libros (porque uno como ratón de biblioteca hace circo maroma y teatro para cargar con cuanto libro se nos atraviese, sin que se nos caigan), y ahora es cuando viene lo más difícil:

3.      Título
La portada ya hizo su trabajo, ya te atrapó (o como mínimo despertó una curiosidad que te carcome como cisticerco). Ahora viene el turno del título: se ajusta el cinturón, saca el pecho, levanta la frente y pone su mejor sonrisa para que lo leas de pe a pa. Cada letra acomodada en perfecta armonía, en perfecto orden, con sus vueltas y sus rebases, con su relieve y su resplandor, si es muy presumido. En ese momento te mira a los ojos y BAM: tu curiosidad se va afianzando (supongamos que así fue, de lo contrario la historia sería muy diferente y este post terminaría aquí).

4.      Autor
Aunque no lo creas, el nombrecillo que aparece junto con el título es muy importante (no lo menosprecies, fue él quien trabajó noches y noches y días con sus noches para escribir cada palabra de la historia que tienes entre las manos). Lo primero que ves es un nombre de pila, una inicial y un apellido, o al revés (las combinaciones aquí son infinitas: iniciales+apellido, nombre+mote, nombre completo, mote, nombre de pila+iniciales, apellido, RFC, etc.).

El muy modesto, contrario al título, se asoma discreto y te echa una ojeada tímido, no le gusta hacerse notar (porque a fin de cuentas el libro no va de él), pero ahí está y espera tu reacción. Tal vez tú ya habías oído ese nombre, te suena de algo pero no recuerdas de donde, tal vez sólo te parece lindo y un recoveco de tu percepción lo encuentra armónico.

Listo, primera prueba superada. La ilustración bailotea, el título se pavonea y el nombre sonríe orgulloso.

5.      Sinopsis
Pero no todo es miel sobre hojuelas a partir de ahí. Al contrario, viene la prueba de fuego: tomas el libro, le das la vuelta y comienzas a recorrer la sinopsis con la esperanza de que llene las expectativas que la portada te creó. Los dos párrafos delgados (y repensados por algún editor), esperan con tranquilidad a que termines de leer los pormenores de la obra, la introducción a un personaje inusual, colorido, distinto (a veces distante); la descripción de un lugar en el pasado/presente/futuro (o todo junto); el origen de un conflicto, y un par de preguntas que te dejan en ascuas. Y no hay que olvidarnos del remate con esas citas de autores reconocidos elogiando la obra (eso siempre aviva las brasas de la curiosidad).

Y cuando menos lo notas ya estás en la caja pagando tu nuevo libro, tu pase a un viaje, a una aventura, un escape… ¡Pero aguarda! Todo este ritual de preselección fue sólo el inicio, porque la otra mitad depende de la historia, de cada capítulo, cada oración, cada palabra. Y eso, eso ya es otra historia.


¿Y tú, cómo seleccionas un nuevo libro?

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